Dócima XCVI

HOMENAJE A EDUARD MUNCH

¿Por qué chilla la española
como borrica en el campo,
y la blancura del ampo
en la cumbre queda sola?
¿Por qué zasca, bulo o trola
que el español abandera
en otoño, en primavera,
en verano y en invierno,
como un grito del infierno
retumba en la Tierra entera?

¡Porque aquel que poco piensa,
berreando lo compensa!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XCV

¡NO ERES NORMAL!

No eres normal: el normal
valida el mundo en que vive,
permite que lo cautive
y se convierte en su igual
para bien y para mal,
que al mundo nada lo para
ni hay pero que lo repara
ni busca reparación,
ni precisa un corazón
que lo desnormalizara...

¡No eres normal en las formas
de este mundo y en sus normas!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XCIV

DÓCIMA DEL INFLADO PALETO ORGULLOSO ESPAÑOL QUE GOZOSAMENTE EXHIBE SUS DONES EN TODAS LAS REDES SOCIALES

¡Soy español! ¡Soy paleto!
Orgulloso de este don
donde invierto el corazón
y la mente por completo;
aunque necio, yo me meto
en toda conversación,
y como soy muy cabrón
no sé guardar ni un secreto...
¡Soy español y paleto
y lo disfruto un montón!

¡Y el que me escribe este verso,
un envidioso perverso!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XCIII

¡SU VERDAD OS HARÁ HORRIBLES!

Violencia, todo es violencia:
la Junta de Andalucía,
la chica que cada día
trabaja en la residencia,
el coche, la pseudociencia,
la voz, los bulos y aquellos
que los combaten a ellos,
la comida y el dentrífico,
la honradez y lo honorífico,
y patricios y plebeyos...

¡No hay para el mundo y su ciencia
más verdad que la violencia!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XCII

BESOS

Más besos, besos de esos
que refuerzan al equipo,
los que te quitan el hipo
y comparten embelesos
que llegan hasta los huesos,
más besos con esos labios
que cuando besan son sabios
y necios cuando maldicen,
labios que juntos bendicen
y distantes dan agravios...

¡Besos santos y traviesos,
que vivir es darnos besos!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XCI

SON DEL HIJO Y DEL SOL

Song of the Sun and the Son
que perdido en el Edén
halla a su Madre también
dentro de su corazón,
lo mismo que una canción
esparcida en los colores
de las risas y las flores
del hijo al que tanto ama
y deja en el pentagrama
sus ángeles sanadores...

Tal cual ella lo bendijo...
¡Canción del Sol y del Hijo!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima XC

DÓCIMA DEL AUTOCOÑOCIMIENTO

Un virus salió del coño
y en persona se mutó
y ahora lo padezco yo
¡porque me tiene hasta el moño!...
Pues, lo cierto, es que el bisoño
feminismo, y soy testigo,
va desvelando del jigo
las verdades y el portento
y con su coñocimiento
¡sólo me importa mi ombligo!

¡Y los pelillos del papo
ya los luzco en el sobaco!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima LXXXIX

RESPECT!

La verdad, yo no me explico
como ese loco de Nietzsche
en su rencoroso afiche
le pudo llamar borrico
al alemán, pobre o rico,
sin respeto a ese animal,
que de todo bien y mal
más allá, en su mansedumbre,
del saber toda la cumbre
nos comparte por igual...

¡Y entró el sabio de Belén
con él en Jerusalén!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima LXXXVIII

SI CAROLINA RIERA...

Si Carolina Riera
como el Sol de cada día,
en el corazón habría
una inmortal Primavera...
La risa es la compañera
del amor y la amistad,
no hay belleza y libertad
sin la carcajada hermosa,
transparente y contagiosa
del que ofrenda la bondad

de su risa verdadera...
¡Si Carolina Riera...!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima LXXXVII

EL VIRUS DE LA CORONA

El virus de la corona
no respeta ni las leyes:
llevando nombre de reyes,
los imperios desmorona,
y se contagia, y se clona,
se expande y nos desespera,
y la verdad verdadera
que queda tras el dolor
es que, al igual que el amor,
no cede ante la frontera...

¡Mas, siendo un virus inmundo,
su reino sí es de este mundo!

Jesús María Bustelo Acevedo

Dócima LXXXVI

DÓCIMA DEL MACHIRULO... O LA MACHIRULA

Otra vez el machirulo
viene a imponernos su ley:
él es la plebe y el rey,
y es la patada y el culo;
el difamado y el bulo,
el sabio y el ignorante,
el cirujano, el trasplante,
el herido y el que hiere,
el que mata y el que muere
y el mangado y el mangante...

¡Solamente no es la oreja
que escucha siempre su queja!

Jesús María Bustelo Acevedo