Dócima LXIV

NOVELA ROSA

No vela Rosa, no vela,
se duerme y sueña con este
príncipe apuesto y celeste
que en cada sueño camela...
Y tan sólo la desvela
que alguien descorra ese tul
que, de Persia o de Estambul,
guarda a su amado doncel,
guapo, sabio, rico, fiel,
gallardo y de sangre azul...

...que lo convierta en su esposa...
No vela... ¡No vela Rosa!

Jesús María Bustelo Acevedo

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