Dócima LVII

DÓCIMA DEL PROCRASTINAJE (¡QUÉ AJE!)

No quiero procrastinar,
pues si siempre procrastino
procrastinando no atino
y procrastino atinar;
así que voy a empezar
con involucrarme, árme-
se lo que, Armando, se arme,
que atino si me involucro
en el logro y en el lucro
sin que el alma se desarme.

¡Que si procaz procrastino,
progre o pobre, desatino!

Jesús María Bustelo Acevedo

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